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Yo sigo siendo aquel o el respeto

Eso de « Murió por hablar demasiado », que parece sacado de una película sobre la Mafia, es un epitafio del que debe protegerse cualquier agrupación política. No viene en los estatutos del PP pero es bien sabido entre sus filas que se puede linchar al líder del partido por hacer insinuaciones en la prensa, -la historia reciente con Pablo Casado lo demuestra- y también que será liquidado dentro de la propia organización, porque los trapos sucios se lavan en casa.

No pasa lo mismo en la izquierda. De entrada nadie se carga a nadie por decir la verdad o la verdad a medias o no toda la verdad, sino por la interpretación -con toda la gradación disponible- de lo que viene siendo la puñalada trapera y el posterior « y tú más » al infinito. Es una muerte lenta y sujeta a vaivenes, y en este caso la guadaña, como si tuviera vida propia, no hace rodar cabezas sino que efectúa escisiones. De ahí la división que impera siempre en la izquierda y la falta de democracia interna en la derecha. Esto, explicado de manera simple y rápida.

La realidad, aunque siempre es mucho más compleja, nos muestra los trazos gruesos de esta teoría. Y parece que estemos presenciando una escisión a cámara lenta, que ojalá quede en nada, por el bien de la democracia representativa.

El prólogo de este proyecto de cisma empieza cuando en mayo de 2021 Pablo Iglesias dice que se va, que deja la política entendida como política de partido e institucional, designando a Yolanda Díaz como heredera. Se corta la coleta, como un torero, se va un tiempo y vuelve a la actualidad con otro look, como si hubiese querido dejar el antiguo traje de faena en el fondo del armario.

En enero de 2022, ocho meses después de su partida, el diario Público anuncia la vuelta de Pablo Iglesias con el podcast « La Base », una gran idea informativa donde Iglesias, pone los puntos sobre la íes en multitud de cuestiones de actualidad política, además de dar información valiosa que no aparece en otros medios. Inevitablemente y sin disimulos, servida al calor de su experiencia y bajo su pátina ideológica.

Antes de cumplirse el año de su salida oficial de la vida política llega el libro « Verdades a la cara », volviendo a sus vivencias políticas y personales, incluidos acosos, zancadillas y ‘traiciones’, y luego aparece « Medios y Cloacas », en septiembre de 2022.

A pesar del pelo corto y los polos, todo le conecta con su experiencia política y su visión de Podemos. Y ahora asistimos a la evidencia de que Pablo Iglesias nunca se ha ido en realidad, porque nunca ha dejado de dar su opinión, de hablar sobre Podemos, de conceder entrevistas, de analizar la actualidad como político, de situarse en cada toma de posición de su partido, y nunca fuera de plano. Su condición de mito, indiscutible para sus adeptos, impide la renovación del liderazgo que ya está siendo muy dura por motivos conocidos de todos y que no voy a citar de nuevo. Pero al margen de las polémicas, el ex-lider de Podemos en su enésima versión de sí mismo está dificultando el cambio prometido. Con su presencia como líder en las ondas recordando deudas a Yolanda Díaz, en su recuperada cuenta de twitter abandonada tras las elecciones de la Comunidad de Madrid, y recientemente en la UNI, el foro de otoño de Podemos, pidiendo respeto a la futura candidata.

Las figuras de Irene Montero e Ione Belarra, demasiado asociadas con Pablo Iglesias en el subconsciente colectivo, no gozan de la imagen de Yolanda Díaz, que encarna ese cambio y que podría provocar el estirón de la izquierda desbordando a sus rivales en unas elecciones. Pero la (omni)presencia de Iglesias también está contribuyendo a quemar sus prolongaciones con su falsa retirada y una inexistente renovación. Podemos Sevilla ya ha sacado los pies del tiesto con un tweet donde hace unos días ha proclamado presidenta a Irene Montero, y Pablo Iglesias ayer mismo publicaba un vídeo con Julio Anguita y Cristina Almeida para recordar las deslealtades que duermen entre los propios compañeros.

Este artículo no va del fondo de la cuestión sino de la forma, lo único que quizás pueda salvar a la izquierda de fragmentarse de nuevo. En tiempos revueltos, tanto Podemos como los líderes de la izquierda deberían cesar de compartir en público sus insinuaciones y presentimientos generando tensión e inseguridad en un electorado que ya se está decantando claramente entre Yolanda Díaz, Podemos y las abstenciones. Porque la izquierda ya se ha fragmentado en la calle.

A estas alturas ya es una simple cuestión de estrategia. Y la estrategia es dejar de cacarear. Lo dijo Yolanda Díaz también hace un par de días : «  Esto va de no hacer ruido ». Su proceder puede gustar más o menos, pero de pragmatismo sabe un rato.

Un respeto a la militancia, por favor, no solo a Podemos.

Covadonga Suárez

La izquierda debería cesar de compartir en público insinuaciones y presentimientos generando tensión e inseguridad en un electorado que ya se está decantando entre Yolanda Díaz, Podemos y las abstenciones. Clic para tuitear



2 comentarios en «Yo sigo siendo aquel o el respeto»

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