Pensábamos haberlo visto todo, con Feijóo « el moderado » legitimando la violencia de género, en el seno de un PP que pacta con Vox. Pero resulta que tan solo a una línea milimétrica de él, a su izquierda, se encuentra, arrimándose como si quisiera sacarlo a bailar un tango, Pedro Sánchez «el comprensivo».
La doble moral, el juego de un Feijóo, enredado en la democracia de estado, le hace presumir de feminista como si no hubiera hemerotecas, entrevistas más que recientes y socios de gobiernos del PP que niegan la violencia machista mientras él en ciertas situaciones de tensión puede encontrarla hasta lógica. El espectáculo está llegando a unos niveles en los que el análisis ya se hace solo.
El que sorprende, sin sorprender realmente, es Pedro Sánchez. No nos pilla totalmente desprevenidos, si recordamos que en las elecciones generales del 2019 estaban Ciudadanos, PSOE y PP juntos y revueltos, como un grupo de doncellas casaderas apretujándose para hacerse con el ramo de la novia, excitadas ante la posibilidad de ser la próxima.
Lo que parece ser tónica electoral indiscutible es que la llegada de la campaña vuelve a Pedro Sánchez más de derechas que nunca, de la misma forma que se hizo de izquierdas al pactar con Podemos y asociarse con ERC y Bildu, plato de segunda mesa tras la repetición de las elecciones. Sí, a aquel Pedro Sánchez, que quería aplicar el 155 en Cataluña para acompañar a la España españolista ofendida, no le dolieron prendas en ir a corregir como el que más a los que serían después sus socios catalanistas, no fuera a robarle el bipartidismo la derecha tricéfala rampante de aquellos días.
El mismo Pedro Sánchez que se declaró amigo predilecto del chuletón y decidió que era más facil entrar en el populismo carnívoro -como otras entran en el populismo cervecero- que abordar un tema de salud, y tratar asuntos tan plomizamente progres como la ecología o las macrogranjas.
Sin embargo la versatilidad de Pedro Sánchez para comprender al prójimo ha reventado todas las costuras con sus recientes declaraciones sobre el feminismo en Onda Cero. Quizás porque el antifeminismo de la derecha española estaba ocupando un espacio demasiado importante, él, con su estilo tan suyo de ir a donde no le llaman por si acaso, decidió que era el momento de acariciar el lomo de los varones de entre 40 y 50 años, desnortados, cabreados y amenazados por la pérdida de privilegios de género. En esta entrevista ante Carlos Alsina Sánchez habla primero de la ley del Solo sí es sí, de un «error» que él dice asumir «en primera persona» pero que comete Irene Montero y él intenta «corregir». Su reacción ante esta ley es un ejemplo de la ecuación comprensión-corrección que autoesculpe su imagen, en este caso ante la agitación sociomediática que el PP se encargó de sacudir. Así, decidió presentar la reforma del código penal, lo que parecía el camino más fácil para dar gusto al vulgo más reaccionario, machista y/o desinformado. El caos ha sido mayúsculo, pero una cosa está clara : ha preferido seguir al PP antes que a Irene Montero, y no cabe duda de que el mensaje enviado a los españoles ha sido este.
El surfista que es Pedro Sánchez, en la misma entrevista, se decanta por un feminismo «integrador» frente a un feminismo «de confrontación» robándole de nuevo el discurso a la derecha, colgando al feminismo el sanbenito tan viejo y manido de mujeres histéricas que se definen por oposición, por enfrentamiento, o por odio al varón. Este discurso echa tierra sobre los micromachismos que 4 años de política de igualdad intentaban desenterrar de las entrañas de la sociedad. Y va mucho más lejos. El presidente del gobierno progresista se solidariza con el sentir del machista cultural, incómodo con los avances feministas por lo que tienen de reivindicación explícita, y confortando al machista visceral en su idea de sentirse amenazado, e incluso agredido. El mismo punto de vista de Vox, cuando presenta al hombre como víctima.
Feijóo el moderado dice lo que le parece y lo contrario mirándote a los ojos, como cuando le aseguró a Jordi Evole en su momento que se paseaba en lancha con un narco sin saber que era un narco, y así le va super bien. Igualmente Pedro Sánchez el comprensivo se pasea por el lado oscuro para buscar la complicidad del populacho, dulcificando la cadencia de su voz y afilando aquel talante de cordialidad que tan bien le quedaba a Felipe González cuando era de izquierdas y arrasaba en las urnas. Porque de todo se aprende, y ellos están a lo suyo. ¿Aprenderemos nosotros ?
Covadonga Suárez
Pensábamos haberlo visto todo con Feijóo «el moderado», pero un milímetro a su izquierda se encuentra Pedro Sánchez "el comprensivo". Share on X
No. No aprenderemos. Ellos van a la escuela para hacerse con el poder, y nosotros seguimos mirando a ver si el espectáculo nos gusta. Sea buena o mala la obra que se represente, lo importante es el tirón del actor.