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Política y Sociedad

Insert politicoin

El politicoin está en todas las mentes, intangible como una moneda virtual y real como la urna misma. Esta vez la presión está al límite, y la abstención no se contempla como posibilidad electoral : la nueva moneda ha sido creada para llevarnos hasta los colegios por encima de jaquecas, desengaños, o domingos pascuales. El politicoin, de un valor incalculable para la clase política, acompaña cada transacción entre ésta y el pueblo, calienta la olla express, le pone nombre a las cosas y cifras al recuento final.

Si entendemos su existencia como un valor en alza, el politicoin se estaría cotizando como nunca : cada mentira, cada manifestación pre-golpe de estado, cada diez minutos en Waterloo supone un politicoin que si no se va para un lado se va para otro. Leer más »Insert politicoin

El bellaquismo sin fisuras

La izquierda se toma diluida, dicen las malas lenguas, las de dentro, las de fuera y las de alrededor. Los electores temblorosos y cabreados se echan las manos a la cabeza ante la estampida de Errejón, otros aplauden el valiente gesto, y los de enfrente esbozan sonrisas ladeadas porque el bolchavismo antipatriota se les ha atragantado.

Todos tranquilos. Sólo es una cuestión de punto de vista. Nada ha cambiado en realidad, esto ya era así. Los que hemos cambiado hemos sido nosotros. Pero hay que decir que la clase política nos ha ayudado. Y mucho. Por algo están para servir a España y al pueblo que los sostiene y sustenta.Leer más »El bellaquismo sin fisuras

Pablito cree en los reyes

Va a resultar que a estas alturas Pablito cree en los reyes.

Sin embargo, a día de hoy, y tras cuarenta años de escarceos democráticos, ya tendría que haberse percatado de que la supervivencia de la institución pasa por el discurso preciso en el momento adecuado, que cada palabra que sale de la boca del rey está orientada desde su gestación por los especialistas de la recámara a barnizar de dorado la estola del monarca, que creer es más que nunca un acto de voluntariado.

Y a pesar de ello, Pablito no pudo evitar emocionarse el 24 por la noche. Y lo tuiteó. Un discurso acertado el del rey en Navidad para una institución insuficiente y desfasada. Pero, Pablito en qué quedamos, ¿es inútil o acertado? Leer más »Pablito cree en los reyes

El micrófono

El micrófono omnipotente y caprichoso, en otros mundos de fantasía era un espejo, espejito mágico, aquel objeto de vanidad que empujó a una madrastra al más abominable de los crímenes. Un espejo refleja la realidad pero devuelve lo que uno ve, una imagen consensuada con el propio cerebro, que acto seguido desea diseñar el rostro. Por preservar ese rostro que se pretende, si no el más hermoso, sí el más aparente, rodarán el resto de las cabezas. Ese espejo es un micrófono.

La imagen pactada se hace palabras, autoimagen y proyección.

Aunque hay preguntas que pueden asaltarnos ante la insólita administración del micrófono, del estilo : ¿Por qué le ponen sin cesar el micrófono a Aznar como a un profeta ?, dejemos eso a un lado de momento, porque antes de seguir, cualquier coach empezaría por destapar la insólita verdad : si partiéramos de la base de que el que tiene un micrófono proyecta una imagen, desmontaríamos en una tarde los tenderetes de los mercaderes del templo.Leer más »El micrófono

La era de la política friki

 

Hoy quiero llamar a las cosas por su otro nombre.

Hay que reconocer que cuando en cuestión de días el Supremo nos tira encima la hipoteca de los bancos, se lincha a un humorista por sonarse a la bandera, y se descubre a un franquista amenazando con asesinar al presidente del gobierno, ya tenemos pruebas suficientes para comprobar que todo ha cambiado. La verdad es que esto no sería posible sin la tendencia que ocupa nuestra cabeza desde la moción de censura que barrió del poder a la corrupción. Esas bacterias estaban ahí antes, como pasa siempre con los síndromes paulatinamente envolventes y enajenantes, pero ahora se manifiestan en la propia piel. Estamos en la era de la política friki. Leer más »La era de la política friki

El ultraespacio

Me gustaría no tener que hablar de esto. Me gustaría no materializar el ultraespacio con palabras, así que recurriré al último recuerdo del que dispongo : un libro de Sociales de 1° de EGB, cuya última página recogía un retrato de Franco con una pequeña descripción de un generalísimo. El aumentativo me hacía reír, y la incongruencia de que lo fuera por gracia de Dios me ladeaba la sonrisa. Porque para la religión teníamos otro libro y porque, obviamente, su reino era de este mundo. De hecho, su muerte aconteció aquel mismo año como el fin de un delirio que alguien se había inventado. Todo volvió a la normalidad sin apenas haber tenido conciencia de otra cosa. Crecí con la idea de que lo normal era la democracia, la justicia, la igualdad y la libertad de expresión. Sabía que podían existir individuos cuyos comportamientos desviantes pretendían coartar esas realidades, pero tenía la certeza de que todo volvería siempre al orden.

La última página de aquel libro pertenecía al ultraespacio, una especie de contexto desmaterializado, que necesita en sí mismo un espacio tangible para existir.Leer más »El ultraespacio

Lo incuestionable

De esto ya llovió : sucedió en un concierto de Radio Futura en los 90. Yo estaba a pocos metros del escenario. Delante de mí, a la izquierda, había una pandilla de rockabillies con el torso desnudo bailando como descosidos y un poco pasados de rosca, tanto que de vez en cuando alguno derrapaba y se caía ligeramente sobre unos jóvenes que estaban al lado. En uno de aquellos embistes un chico increpó a aquel bailarín sin equilibrio que ya le había pisado un callo tres veces. Por aquel rostro festivo pasaron varias nubes negras en cuestión de un segundo, y se lanzó sobre el otro tirándolo al suelo del primer puñetazo. Los demás miembros de la tribu, sin saber de qué iba la historia, al ver la gresca se avalanzaron saltando unos por encima de otros como muertos de hambre para propinarle las consiguientes raciones individuales que al parecer se servían en grupo y sin conocer ni la voz del cliente. Leer más »Lo incuestionable

Y tú más

Normal no saber dónde estamos. Hoy la picaresca y el pillaje se reflejan en titulillos o en favorcillos, y luego se defienden con el “y tú más” típico de las escuelas, esa actitud irresponsable que, por pueril y propio sentido del ridículo, antaño nos quitábamos de la cabeza con el primer atisbo de uso de razón y autoexamen de conciencia. Llámese religión o ética, llámese moral, conciencia o consciencia. Ahora los cerebros son autoinmunes, la autodefensa a ultranza desmantela la autenticidad y destruye las células buenas en aras de una supervivencia de ficción o, en el mejor de los casos, de transición. Salvar el pellejo tirando, sobre todo no dejar de ir tirando, no descarrilar y no aflojar.

“Y tú más”, llevan diciendo toda la semana los líderes. Sí, porque los del “y tú más” son líderes y la gente los sigue, y los periódicos tienen un abanico de micrófonos con etiquetas de colorines para propiciar el intercambio.Leer más »Y tú más

Manolo Escobar tenía razón

Sería a finales de los 70 o principios de los 80. Cuando mi tío Alfonso se subió al coche de mi padre con dos casetes al lado de aquella gasolinera  todos sonreímos divertidos. Los viajes de la época duraban mucho y los recursos de entretenimiento pasaban por la autorradio sí o sí, pero además sonreímos por la selección musical : uno era “Temas de siempre” y otro “Grandes éxitos de Manolo Escobar”. Yo aún no conocía el valor de las cosas, o, mejor dicho, el valor escondido de las cosas. Yo prefería que mi padre pusiera aquel recopilatorio del momento que pernoctaba en la guantera y donde dormían Rod Stewart, los Jackson, Donna Summer,… Pero aquel día nació, por un lado, mi pasión por los boleros y, por otro, descubrí -para extrañarlo hoy- a Manolo Escobar. Puedo jurar que nunca dije a mis amigas de colegio que en el coche de mi padre se escuchaba a Manolo Escobar, era el símbolo prekitsch de todo lo que en aquella época se pretendía olvidar, era la antitransgresión, era sencillamente impensable. Leer más »Manolo Escobar tenía razón

#LaSonrisaDeCasadoNoSeToca

¿Por qué sonríe Pablo Casado? Sonríe hasta cuando le acusan, el candidato más fuerte al entredicho, se columpia en la cresta de la ola de la duda y suenan los aplausos. Su sonrisa los arrastra, y viceversa. El PP se pagó una ronda de votos y el estallido de la  democracia interna bloqueó las conciencias. Incluso muchos medios se tomaron en serio eso de la renovación del PP y cubrieron la noticia como si a Santamaría la hubieran reseteado, al nuevo lo hubiesen fabricado en el París de las luces y a todos nos hubiesen borrado el disco duro. Había que pronunciar esa palabra : “renovación”. Supongo que pronunciarla era básico, y no parar de sonreír hasta el calambre algo impepinable. Sin embargo, la estrategia unilateral bicéfala cocinada por los barones sólo permitiría un movimiento en el tiempo, no una regeneración, el producto de una retroalimentación ufana a partir de una siembra añeja. Y, claro está, la jeta como procedimiento para mantenerse a flote, como parte integrante del tejido celular de todo aquel que deba hacer frente a la podredumbre y no perderle la cara al toro.Leer más »#LaSonrisaDeCasadoNoSeToca